viernes, 14 de noviembre de 2014

Comprensión lectora 2



1. La silueta del maquinista con su traje de dril azul se destaca desde el amanecer hasta la noche
en lo alto de la plataforma de la máquina. Su turno es de doce horas consecutivas. Los obreros
que extraen de los ascensores los carros de carbón míranlo con envidia no exenta de encono.
Envidia, porque mientras ellos abrasados por el sol en el verano y calados por las lluvias en el
invierno forcejean sin tregua desde el brocal del pique hasta la cancha de depósito, empujando
las pesadas vagonetas, él, bajo la techumbre de zinc no da un paso ni gasta más energía que
la indispensable para manejar la rienda de la máquina.

2. Y cuando, vaciado el mineral, los tumbadores corren y jadean con la vaga esperanza de
obtener algunos segundos de respiro, a la envidia se añade el encono, viendo cómo el
ascensor los aguarda ya con una nueva carga de repletas carretillas, mientras el maquinista,
desde lo alto de su puesto, parece decirles con su severa mirada: -¡Más a prisa, holgazanes,
más a prisa!

3. Esta decepción que se repite en cada viaje, les hace pensar que si la tarea les aniquila, culpa
es de aquel que para abrumarles la fatiga no necesita sino alargar y encoger el brazo. Jamás
podrán comprender que esa labor que les parece tan insignificante, es más agobiadora que la
del galeote atado a su banco. El maquinista, al asir con la diestra el mango de acero del
gobierno de la máquina, pasa instantáneamente a formar parte del enorme y complicado
organismo de hierro. Su ser pensante conviértese en autómata. Su cerebro se paraliza. A la
vista del cuadrante pintado de blanco, donde se mueve la aguja indicadora, el presente, el
pasado y el porvenir son reemplazados por la idea fija. Sus nervios en tensión, su pensamiento
todo se reconcentra en las cifras que en el cuadrante representan las vueltas de la gigantesca
bobina que enrolla dieciséis metros de cable en cada revolución. 

4.Como las catorce vueltas necesarias para que el ascensor recorra su trayecto vertical se
efectúan en menos de veinte segundos, un segundo de distracción significa una revolución
más, y una revolución más, demasiado lo sabe el maquinista, es: el ascensor estrellándose,
arriba, contra las poleas; la bobina, arrancada de su centro, precipitándose como un alud que
nada detiene, mientras los émbolos, locos, rompen las bielas y hacen saltar las tapas de los
cilindros. Todo esto puede ser la consecuencia de la más pequeña distracción de su parte, de
un segundo de olvido. 

5.Por eso sus pupilas, su rostro, su pensamiento se inmovilizan. Nada ve, nada oye de lo que
pasa a su rededor, sino la aguja que gira y el martillo de señales que golpea encima de su
cabeza. Y esa atención no tiene tregua. Apenas asoma por el brocal del pique uno de los
ascensores, cuando un doble campanillazo le avisa que, abajo, el otro espera ya con su carga
completa. Estira el brazo, el vapor empuja los émbolos y silba al escaparse por las
empaquetaduras, la bobina enrolla acelerada el hilo del metal y la aguja del cuadrante gira
aproximándose velozmente a la flecha de parada. Antes que la cruce, atrae hacia sí la
manivela y la máquina se detiene sin ruido, sin sacudidas, como un caballo blando de boca.

6.Y cuando aún vibra en la placa metálica el tañido de la última señal, el martillo la hiere de
nuevo con un golpe seco, estridente a la vez. A su mandato imperioso el brazo del maquinista
se alarga, los engranajes rechinan, los cables oscilan y la bobina voltea con vertiginosa
rapidez. Y las horas suceden a las horas, el sol sube al cénit, desciende; la tarde llega, declina,
y el crepúsculo, surgiendo al ras del horizonte, alza y extiende cada vez más a prisa su
penumbra inmensa. 

7. De pronto un silbido ensordecedor llena el espacio. Los tumbadores sueltan las carretillas y se
yerguen briosos. La tarea del día ha terminado. De las distintas secciones anexas a la mina
salen los obreros en confuso tropel. En su prisa por abandonar los talleres se chocan y se
estrujan, mas no se levanta una voz de queja o de protesta: los rostros están radiantes. 

8. Poco a poco el rumor de sus pasos sonoros se aleja y desvanece en la calzada sumida en las
sombras. La mina ha quedado desierta. Sólo en el departamento de la máquina se distingue
una confusa silueta humana. Es el maquinista. Sentado en su alto sitial, con la diestra apoyada
en la manivela, permanece inmóvil en la semioscuridad que lo rodea. Al concluir la tarea,
cesando bruscamente la tensión de sus nervios, se ha desplomado en el banco como una
masa inerte. 

9. Un proceso lento de reintegración al estado normal se opera en su cerebro embotado. Recobra
penosamente sus facultades anuladas, atrofiadas por doce horas de obsesión, de idea fija. El
autómata vuelve a ser otra vez una criatura de carne y hueso que ve, que oye, que piensa, que
sufre.

10. El enorme mecanismo yace paralizado. Sus miembros potentes, caldeados por el movimiento,
se enfrían produciendo leves chasquidos. Es el alma de la máquina que se escapa por los
poros del metal, para encender en las tinieblas que cubren el alto sitial de hierro, las
fulguraciones trágicas de una aurora toda roja desde el orto hasta el cénit.

                                                               Baldomero Lillo, “El alma de la máquina”.

1. ABRASADOS
A) quemados
B) calcinados
C) achicharrados
D) calientes
E) sujetados


2. IMPERIOSO

A) necesario
B) urgente
C) autoritario
D) despótico
E) apurado 


3. BRIOSOS

A) esforzados
B) vigorosos
C) enérgicos
D) impetuosos
E) atrevidos

4. ¿Qué quiere decir que el maquinista se transforme en un autómata?

A) Que solo piensa en una sola idea fija.
B) Que se transforma en una especie de robot.
C) Que controla voluntariamente sus actos.
D) Que pierde su humanidad al funcionar a la par con la máquina.
E) Que sus movimientos son automáticos.


5. ¿Por qué al terminar la jornada de trabajo el maquinista se queda inmóvil?

A) Porque aún debe recobrar sus facultades anuladas por el trabajo.
B) Porque yace muerto en su puesto de trabajo.
C) Porque aún no es su hora de ir a casa.
D) Porque ha perdido toda voluntad y humanidad.
E) Porque no ha oído el pitido que determina el término de la jornada laboral.


6. ¿Porque los obreros miran con envidia al maquinista?

A) Porque el trabajo del maquinista es más fácil.
B) Porque el maquinista es su jefe directo.
C) Porque es el maquinista el que determina el ritmo de la producción.
D) Porque los obreros piensan que tiene un trabajo menos agobiante.
E) Porque no pueden seguir  el ritmo de trabajo que les agota hasta el cansancio.

7. ¿Qué nos dice que el narrador relate con tanto detalle las condiciones de trabajo de estas
personas?

A) Que son condiciones de trabajo surgidas de una loca imaginación.
B) Que son condiciones irreales de trabajo que nos hablan de un mundo de ficción.
C) Que son condiciones laborales que solo pueden concebirse en una historia fantástica.
D) Que son condiciones de trabajo  provenientes de una realidad social conocida hasta el
detalle por el autor.
E) Que el autor fue uno de estos trabajadores que envidiaban al maquinista.

8. ¿Cuál es el ambiente descrito por el narrador de la historia?

A) Un ambiente futurista con máquinas imaginadas provenientes de la ciencia ficción.
B) Un ambiente que recrea las condiciones laborales de las grandes ciudades.
C) Un ambiente que recrea las duras condiciones de trabajo de la era industrial.
D) Un ambiente más bien poco realista donde las máquinas dominan al hombre.
E) Un ambiente fantástico donde los hombres son capaces de convertirse en robots
autómatas.

9. ¿Qué tipo de trabajo podemos inferir que realizan tanto los obreros como el maquinista?

A) Un trabajo forestal.
B) Un trabajo minero.
C) Un trabajo de manufactura
D) Un trabajo ferroviario.
E) Un trabajo de agricultura industrial.

10.  ¿Qué se da a entender que ocurriría si el maquinista se distrae de su trabajo?

A) Las tareas de la producción cesarían lentamente su ritmo hasta detenerse.
B) La producción se atrasaría de forma irremediable.
C) Se produciría un accidente de magnitud con consecuencias terribles.
D) Las maquinas se averiarían estropeando el ritmo de producción.
E) Lo echarían se su trabajo o sería destituido de su cargo privilegiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario